Pepe Cureño / Agencia Cuestión de POLÉMICA
En México uno de los políticos de esta nación que comprendió el gran valor que tienen para comunicar las redes sociales fue el presidente AMLO quién desde hace años sus cuentas en las diferentes plataformas digitales han crecido de forma abismal, ejemplo es su fan page de Facebook con 7,420,845 de seguidores, en Twitter 7 millones de seguidores y en Instagram 901 mil seguidores, es decir, en comparación con sus adversarios políticos él se encuentra mejor posicionado dentro de la simpatía de las y los usuarios de la red.
Es importante destacar que el desdén con que algunas políticas y políticos menosprecian las redes sociales los ha llevado a su fracaso, es decir, efectivamente sino es lo más importante para un político, debe de encontrarse en la lista de sus prioridades el manejo óptimo de sus redes sociales puesto que en este mundo globalizado y digital el no encontrarse en alguna plataforma es casi sinónimo de inexistencia, con esto no quiero decir que tres minutos en la radio del expresidente Carlos Salinas de Gortari no sean igual de impactantes en la opinión pública o publicada que un tweet del actual presidente.
Por ello, si un mecanismo de comunicación fue efectivo para Andrés Manuel fueron las redes sociales, puesto que el veto no oficial por parte de Los Pinos en dos sexenios en medios masivos de comunicación como radio y televisión afectaron su imagen, este sobrevivió porque se adaptó de forma rápida junto con su equipo a comunicar por medio de una plataforma que hasta ese entonces era libre: el internet, que además de forma casual y para fortuna del tabasqueño en la segunda década de este siglo creció de forma exponencial, poniendo en jaque el rating y fuerza del duopolio comunicacional de Televisa y TV Azteca, quebrando así el modelo de la teledictadura imperante en la patria desde los años sesenta del siglo XX.
Sin embargo, el poder difícilmente se quiere compartir y Andrés no es alguien que le guste el dialogo, prefiere imponer su verdad, puesto que disentir con él y su “proceso transformador” es equivalente a convertirse en un detractor y adversario político, señalado y vapuleado en público a nivel nacional, sometido al escarnio de sus huestes reales y de bots que en redes sociales ante algún comentario negativo buscan la confrontación, y denostación y no el sano debate.
Por ello, no es raro que una iniciativa de Morena a través del jefe de su bancada de en el Senado, el senador Ricardo Monreal busque regular las redes sociales, el detonante de esta conservadora ley fue cuando Donald J. Trump fue censurado por Twitter por el asalto al capitolio, es decir, se están curando en salud ante una eventual censura/restricción de las cuentas del presidente por parte de las plataformas de redes sociales por incitar al odio, no obstante ello, cuando aceptamos formar parte de una comunidad digital nos ceñimos a sus normas comunitarias, que por lo regular nunca leemos y solamente concedemos sin miramientos, por tal motivo, ante una actitud inapropiada es normal que te restrinjan o veten, de ahí nace el temor del presidente y sus aliados, de lo que no pueden controlar; pues quitarles el megáfono sería un golpe contundente en su ego y de forma práctica un revés con su propio guante.
Dicen que el miedo no anda en burro, por eso, aunque Monreal señale lo siguiente: “No puede un ente privado privarte de tus derechos. No puede un ente privado simplemente eliminarte del acceso a la información y el derecho a la expresión”, considero que el senador tergiversa el tema de los derechos relacionados con la libertad de expresión, puesto que la famosa frase que se le atribuye al Tío Ben del cómic Spiderman que sentencia que: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” es una expresión apoteósica que le queda como anillo al dedo a nuestro primer mandatario, que no debe expresar un discurso de odio y división como propaganda política a nivel nacional; entienda señor presidente ¡ya no es candidato!.
¡Nos leemos pronto!